“El Señor desea tocar esta generación, pero Él necesita creyentes que no abandonen la carga de mirar el mundo como realmente es. Muchos de los que han sido tocados por el Señor se alegran por las bendiciones, se alegran por la paz, se alegran de estar en casa con Cristo, y con justa razón se alegran por todo lo que el Señor ha hecho por ellos. Pero no permiten que Dios abra sus ojos para ver el sufrimiento y las alma que mueren a su alrededor.

No es fácil ver el mundo como realmente es. No es fácil darse cuenta que la mayoría de las personas marchan hacia una eternidad de condenación. Tampoco es la voluntad de Dios que ellos perezcan de esta manera. Como dice su palabra, ‘Él no quiere que ninguno perezca’. Ellos perecen, pero el Señor busca a aquellos que con ojos y corazones abiertos reciban la carga, la carga de ver las cosas como son—hasta el punto de no poder seguir soportando dejar las cosas tal como están. Ver a gente morir, ver las personas como realmente son. Ver el pecado en todo su poder de destrucción y división, carcomiendo a los hombres desde su interior y llevándoles a la perdición. Esta no es una realidad fácil de enfrentar en el día a día. En otras generaciones han existido aquellos dispuestos a llevar esa carga, dispuestos a clamar por los que perecen, dispuestos a clamar, ‘Señor, ¿por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo más será posible que las multitudes continúen creyendo en mentiras, burladas por el enemigo, engañadas pensando que están seguras cuando están cayendo por un precipicio?’

Es la carga la que viene primero. Son los que lloran los que anteceden al avivamiento. Son los que llevan la carga quienes claman porque no pueden dejar las cosas tal como estan. Son ellos quienes preparan el camino para que Dios mueva con poder. Estás viviendo en una generación donde El Señor quiere mover con poder, pero el llanto tendrá que preceder a la cosecha. La carga debe ser aceptada y no abandonada. Te quebrantará, te dolerá. No es fácil abrir la cortina y ver la vida y la muerte como realmente son, ver gente joven y bella ser deborada en vida por las mentiras del enemigo.

Muchos pretenderán fingir que no es así, y se complacen en su propia seguridad, no obstante tanto tú como ellos están rodeados por almas que se ahogan. Ellos perecen uno a uno y no hay otra forma para salvarlos que el Evangelio. Se trata de una inundación para la cual solamente hay un bote salvavidas, solamente hay una forma de escapar. No hay otra respuesta a la avalancha de una generación que está siendo arrastrada hacia la muerte. Únicamente el Evangelio puede rescatarlos de esa pendiente en descenso. ¿Permitirás que sigan pereciendo? o recibirás esa carga que quebrantará tu corazón, así como fue quebrantado el corazón de Jesús, pero que al mismo tiempo te convertirá en su colaborador?

Dios usa más a los quebrantados. Dios usa más a aquellos que no paran de llorar, para que el suelo duro y rocoso se rompa. Sus oraciones romperán el piso. Sus oraciones quebrantadas y llenas de lágrimas partirán las rocas en pedazos, para que la semilla pueda entrar. Dios se moverá con poder en lugares donde la mayoría no espera que Él se mueva. Pero Él busca a aquellos que digan ‘Si Señor, aquí estoy. Coloca tu carga sobre mí. Pon tus deseos en mi corazón. Señor, aunque duela, quiero ver las cosas como realmente son, porque yo se Señor que después del llanto viene la cosecha y la alegría.’

La semilla no será sembrada sin el derramamiento de las lágrimas, pero la semilla que es sembrada con lágrimas traerá resultados inesperados y maravillosos.”

Copyright ©2007 Christopher N. White. Traducción por Eliana Cárdenas Rojas, con corrección de pruebas por Danny Voll.

(Profecía dado en Lerner Hall, Columbia University, 7/15/2007 en la reunión del New Testament Missionary Fellowship.)