Viernes, Noche de adoración,
583 Park Avenue, New York, New York, 25/2/2011.

Es maravilloso estar con ustedes aquí en esta noche. Esto [el Upper East Side] es territorio familiar porque enseñé durante muchos años en el Convento del Sagrado Corazón, en la calle 91 con Avenida 5ta. Lady Gaga fue una de mis estudiantes. Todos mis estudiantes escucharon el evangelio, incluyéndola a ella. Ella recibió una advertencia especial, porque yo sabía que ella quería ser famosa. Yo le dije, “Stephanie, tu puedes alcanzar la fama que estas buscando, pero esto nunca te va a ser feliz.” Así que, esta noche tengo una petición, por favor, oren conmigo por ella. Algunos de mis estudiantes pudieron conocer al Señor—ella aun no—pero debemos continuar orando. Hablaré esta noche acerca del tema, “El Señor es Mi Fortaleza,” porque la realidad es que estamos viviendo en días donde otros refugios seguramente fallarán. Este mundo tiene guerras, terremotos, incendios, inundaciones, problemas en el Medio Oriente. Mi especialidad en la Universidad de Yale fue la historia, concentrándome en el Medio Oriente. Tuve profesores Iraníes, y tuve que estudiar acerca del Islam y los problemas en esa parte del mundo—así como también la vida de los Judíos en Jerusalén, viviendo bajo régimen Islámico en los años 1825 hasta 1850.

El mundo está lleno de problemas, pero el Salmo 31: 23-24 declara, “Amad al SEÑOR, todos vosotros sus santos; a los fieles guarda el SEÑOR, y paga abundantemente al que procede con soberbia. Esforzaos todos vosotros los que esperáis en el SEÑOR, y tome aliento vuestro corazón.” (RVR 1960) No sé con qué cosas alguno de ustedes está luchando—dificultades en sus vidas, en sus trabajos o en sus familias. Pero lo que sí sé es que Dios nunca cambia, y su amor nunca cambia. Nosotros podemos ser fácilmente sorprendidos con lo que ocurra, pero Dios nunca, nunca se sorprenderá. Sí, la tierra está siendo sacudida, y desearía poderles decir que estas sacudidas van a parar. Pero no—no hasta que Jesús venga, porque Dios está juzgando a los orgullosos. Él esta derribando lo alto y lo poderoso, al cruel y al opresivo, y Él está salvando a gente de todas las naciones de la tierra.

Puede que no conozcas mucho de esta parte de la historia, pero una de las razones de todos los problemas que están sucediendo en Medio Oriente en este momento, es porque millones y millones de musulmanes se están volviendo a Cristo, y al enemigo no le gusta nada. Hubo actualmente un clérigo musulmán que salió al aire hace ocho años en el radio Al-Jazeera para dar la estimación de que alrededor de seis millones de musulmanes estaban entregando sus vidas a Cristo cada año. Y esos números pueden ser mayores ahora. Dios está acudiendo las naciones porque Él va a tener una cosecha de cada nación y de cada pueblo.

“La voz del cual conmovió entonces la tierra [hablando del tiempo del Moisés], pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.”

Y también tendrá una cosecha de Nueva York. Hebreos 12:26-27 dice:



Como un niño amando al Señor, tome dos decisiones. Nunca deseé ser un predicador y nunca quise vivir en la ciudad de Nueva York. ¡Crecí cerca de Boston! [Hay una rivalidad fuerte entre Nueva York y Boston.] Bien, he estado orando por un avivamiento en la ciudad de Nueva York durante 39 años, desde mi primer año en la Universidad de Yale. Y también conocí a un famoso reportero del New York Times, también nacido y crecido en Boston. ¿Puede Dios llevar a las personas de Boston a orar por New York? ¡Sí! Este reportero ha vivido aquí, y ha orado por avivamiento desde 1953. ¡Dios es misericordioso!

Chris White en Viernes, Noche de adoración

He estado en el ministerio de tiempo completo desde hace cuatro años y estuve en el ministerio de tiempo parcial durante muchos años. En agosto de 2001, tuvimos un verano muy pero muy ocupado, trabajando en Yale, trabajando en la Universidad de Columbia, así como en otras partes. Íbamos a ir a un viaje de campamento y nunca olvidaré la noche de lunes 27 de Agosto de 2001. Fuimos con nuestros cuatro hijos al norte del estado de Nueva York, y pensé, “Ah, en el bosque, bajo los árboles, al fin podré dormir.” ¡Teníamos pequeños niños que no nos dejaban dormir algunas veces! Mi esposa se quedó dormida al instante, pero yo me quedé sentado al borde de la cama campista.

No pude dormir, porque tenía una horrible sensación de que algo terrible sucedería sobre la ciudad de Nueva York. Me senté al borde de mi cama campista, clamando a Dios por su misericordia sobre la ciudad, por lo que fuera que habría de venir, que se acordara de su misericordia en medio de este juicio. Esto fue dos semanas y un día antes del once de septiembre. Ese día estuve en el Convento del Sagrado Corazón sosteniendo las manos de varias de mis estudiantes quienes tenían padres que se supone estaban trabajando en el World Trade Center (Torres Gemelas) ese día. Gracias a Dios que ninguno de ellos murió. Todos ellos fueron tarde a sus citas ese día. ¿Dónde estaba Jesús en el once de septiembre? ¡Rescatando un sinnúmero de vidas ese día! Solo uno de los familiares de mis estudiantes murió quien fue uno de los bomberos que dirigió la misión de rescate en una de las torres, pero el edificio colapsó y la torre se derrumbó mientras él subía. En su funeral leyeron, “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.” Este hombre salvó muchas vidas.

El mundo comenzó a ser sacudido, y desearía poder decir que Nueva York no será sacudido otra vez. Pero temo algunas veces que esto sucederá. Recuerdo que no hace mucho tiempo estaba conduciendo sobre el Palisades Parkway de Pensilvania, yo apenas podía ver la carretera frente a mí, porque estaba llorando, sabiendo que más problemas sobrevendrán sobre la ciudad de Nueva York. Estuve pidiendo a Dios su misericordia, “Señor, en medio del juicio, ten misericordia.”

“Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;
Aunque bramen y se turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,
El santuario de las moradas del Altísimo.
Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.
Bramaron las naciones, titubearon los reinos;
Dio él su voz, se derritió la tierra.

El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah

Venid, ved las obras del SEÑOR,
Que ha puesto asolamientos en la tierra.
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra.
Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.


El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah (NKJV)

Hay un salmo que Dios usó bastante para mi propia vida. No tengo tiempo de contarles la historia completa, pero les diré solo una parte. Tuve que pasar por nueve cirugías en mis rodillas, y la mayoría de mis doctores aquí en Nueva York decían básicamente que yo nunca volvería a caminar normalmente. Yale me ofreció una beca completa para volver y terminar mi carrera una vez que ellos supieran que yo podía caminar—y no tuviera que estar otra vez en un hospital para otra cirugía, o volver para terapia física. Gasté seis años de mi vida en mis veintes y treintas en muletas. Pero Dios es fiel, y Él es bueno. El Salmo 46 fue uno de esos salmos que Dios usó para tocar mi vida y me gustaría leerlo, y dejarles estas palabras esta noche—porque no sabemos lo siguiente que podrá ser sacudido:












Les dije que no podría contarles la historia completa, pero cuando estaba pasando por una de esas luchas con mis rodillas—y parecía que no podría volver a caminar—Dios dio cuatro confirmaciones consecutivas usando este Salmo, diciéndome que Él estaba conmigo en medio de mis pruebas. Una de estas confirmaciones llegó cuando yo estaba dirigiendo un estudio bíblico en Yale, algo que hice por veinticinco años. Un joven vino muy emocionado para decirme, “¡Chris, Chris, tengo algo para ti!” Y yo dije, “¿Qué?” Entonces él respondió, “Bien, te diré más adelante después de la reunión.” Y le dije, “¡Muchas gracias, hiciste que me emocionara, y después no me dices que es!”

El me dijo después de la reunión, que él estaba en la biblioteca de Yale ese mismo día. Ahora ustedes necesitan saber que Yale tiene alrededor de 11 millones de libros. El sacó un libro del estante y cuando sacó el libro, un separador calló en el piso. Y dijo, “Quiero darte este separador.” Ahora bien, Dios me había hablado de ese Salmo 46 esa mañana. ¿Qué estaba en el frente de este separador? “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” Y después este joven me dijo, “Chris, mira lo que dice al respaldo.” Ahora, yo no era un estudiante de Yale en ese momento. Me había retirado y estaba solicitando la readmisión, en espera de ser capaz de caminar y ser parte de la escuela nuevamente. Alguien había puesto una etiqueta en la parte posterior del separador, con las palabras, “Por favor, ore por Chris White.” ¿Conoce Dios tu nombre? ¿Sabe la dirección de tu casa? ¡Absolutamente! ¿Conoce Dios con lo que estas luchando? Absolutamente! Él está con cada uno de nosotros.

Parte frontal del
marcador de Yale

Lo que tengo que decir esta noche, es que vendrán días cuando ninguno de nosotros seremos capaces de estar de pie en nuestras propias fuerzas. Isaías 40:28-31 dice,

¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es el SEÑOR,
el cual creó los confines de la tierra?
No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento
no hay quien lo alcance.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
Pero los que esperan al SEÑOR tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.

Parte trasera del marcador de Yale

Basta decir que, por la gracia de Dios, estoy caminando hoy. El menor de nuestros hijo mellizos—tampoco tengo tiempo para poderles contar toda la historia—estaba invalido aquí en el Hospital de Cirugía Especial. No había esperanza alguna de que él pudiera volver a caminar en su vida. Pero en medio de una campaña evangelística en un prado al frente de la biblioteca más grande de la Universidad de Yale, el niño de tan solo 2 años de edad, quien no había caminado nunca, estaba corriendo en el campo, pateando un balón de futbol. ¡Dios es fiel!

Quiero contarles una historia más antes de terminar. Nosotros hemos predicado durante muchos años en Colombia, Sur América. Acabo de hacer mi viaje número veinte allí, y es una nación que ha pasado por medio de muchos problemas. En 1985, hubo un volcán que explotó en Armero, Colombia. Los geólogos alertaron a las personas para que evacuaran, pero ellos no huyeron, en parte porque un sacerdote local dijo, “No se preocupen, nada pasará.” Cuando este volcán explotó, una pared de barro y agua se vino, arrastrando a 25.000 personas en cuestión de menos de una hora. La ciudad nunca fue reconstruida—es una memoria de lo que sucedió.

Pero justo en el corazón de esa ciudad, había una reunión de oración en una pequeña iglesia evangélica. Solo había un puñado de personas orando en esa iglesia, pero cuando este muro de barro y agua sobrevino, se dividió en dos, yendo alrededor de la iglesia y a las casas cercanas a ella. Entre los pocos sobrevivientes de la ciudad, estuvieron aquellas personas que estaban orando en la iglesia y sus vecinos inmediatos. ¿No crees que la oración hace la diferencia? La oración hace la diferencia en el mundo. En esta generación, como las naciones están siendo sacudidas, podemos estar entre aquellos que intercedemos delante de Dios para clamar por las naciones: “¡Señor, ten misericordia! ¡Señor, salva! Señor, acuérdate de tu misericordia en medio del juicio.”

Aunque como lo dije antes, no sé las luchas que algunos de ustedes pueden estar pasando, pero conozco al Señor y sé que Él es fiel. Y sé que Él tiene la respuesta para cada necesidad en este lugar. En Él está la vida, en Él está la sanidad, en Él está el gozo, en Él está la libertad. En Él está la vida que vale la pena vivir. ¿Podemos inclinar nuestra cabeza, y cada uno estar orando? Voy a dar dos invitaciones…. Si hay alguien aquí esta noche, que no está seguro de que sus pecados han sido perdonados, no estás seguro que Jesús es tu Señor y Salvador, esta noche es tu noche para conocerlo….

Copyright ©2011 Christopher N. White. (Mensaje dado en la reunión, Viernes, Noche de adoración, 583 Park Avenue, New York, New York, el 25 de febrero, 2011.)

Transcripción ©2011 por Eliana Cárdenas Rojas.

Toda referencia bíblica se toma de la Reina Valera Revisada 1960, ©1960 por las Sociedades Bíblicas Unidas en América Latina.