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Un mensaje para Colombia e Israel. ¡El Señor está sobre todos los poderes de este mundo!


Senaquerib con el ejército de Asiria

Viviendo en Días de Maldad

Algunas veces en nuestra vidas, Dios hace a un lado las nubes y da una visión de lo que está pasando en la tierra. También nos da una visión de lo que el enemigo está haciendo. Yo creo que a todos nos gusta vivir en tiempos de paz, y se que en cualquier punto de la historia las personas han hablado de la paz, pero la Biblia nos dice que no estamos viviendo en tiempo de paz. Estamos viviendo en tiempos en que la maldad está marchando. Hay personas en este mundo, con poderes demoniacos detrás de ellas, cuyo deseo es la destrucción. Quieren poder, quieren controlar, quieren gobernar la tierra. Detrás de estas personas existen espíritus malignos obrando, pero no se trata solo del hecho de que el diablo está marchando porque él quiere. Él sabe también que Dios está obrando, está haciendo una obra en esta generación, y el enemigo quiere parar esa obra. Necesitamos como creyentes, tener una visión clara de lo que Dios está haciendo en nuestra generación. En tiempo de paz, parece que uno pudiera vivir la vida de cualquier manera, pero en tiempos de guerra, debemos estar cerca del Señor.

Jóvenes, el Señor está buscando en esta generación aquellos que tienen un corazón para Él—que no van a buscar el cielo en la tierra, pero más bien que van a desear el poder del cielo manifestado aquí en la tierra. Este mundo no es nuestro paraíso, pero es nuestro deseo ver el poder de Dios en nuestra generación. Pero para verlo, Dios está buscando instrumentos, no importa la edad si estás entregado completamente a Él.

En tiempos de gran conflicto no es la fuerza humana, no son los ejércitos, pero es el poder del Espíritu Santo de Dios, lo más grande y poderoso. Y Dios desea manifestar su poder, a través de seres humanos débiles como tú y como yo. Pero eso requiere algunas cosas en nuestra vida. ¿Vamos a amar al Señor por encima de todas las cosas? ¿Vamos a correr tras Él y buscarle primeramente? ¿Vamos a confiar en sus manos nuestros sueños y dejarlos allí para que podamos correr tras los sueños y deseos de Dios? ¿Vamos a dejar aquellas cosas que son pasajeras para tomar de aquellas cosas que son eternas? Dios no está buscando cantidades, pero está buscando aquellas vidas cuyos corazones sean perfectos para Él.


La historia de Senaquerib y su invasión de Israel

Vamos a mirar Isaías capítulos 36 y 37. Cuando yo era un joven de 18 años, yo escuché a la Señora Lowe dando un mensaje acerca de esto en Nueva York, un mensaje que transformó mi vida. Porque fue una de esas veces que yo comprendí de que no somos salvos solamente para ir al cielo, si no también somos salvos para hacer la voluntad de Dios aquí en la tierra. Somos salvos para entrar en las batallas del Señor, resistir al enemigo y acercarnos más a Dios—estando firmes en contra de las asechanzas del enemigo y orando como Jesús oró, como Él nos enseño a orar : “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”

Prisioneros Israelíes de Lachish (Relieve del Museo Británico)

Esa historia en Isaías 36 y 37 es la historia de un rey malo, Senaquerib, el rey de Asiria, un hombre lleno de maldad. Hay que entender algo acerca del imperio Asirio, que ellos amontonaban cuerpos como montañas. Eran los nazis de esos días. Ellos marchaban a través de un territorio para destruir, para deshacer, y derribar. Y ya habían marchado a lo largo de Israel y Judá. En la ciudad de Laquis, habían caído muchos soldados. Un estudio arqueológico afirmó que en esa ciudad encontraron mensajes de los soldados pidiendo ayuda en contra del ejército asirio. El mensaje final era de que no iba a venir ayuda. Laquis fue destruida y destruida al punto de quedar en cenizas. El otro hombre del cual vamos a hablar en esta historia es Ezequías. ¡Gracias a Dios por Ezequías! Él fue un hombre bueno, piadoso, un hombre que confió en el Señor. Él no tenía grandes ejércitos para resistir a los asirios. Él no tenía fuerzas, pero él sabía que Dios tenia la fuerza. Allí estuvo este Rey haciendo frente a todas las amenazas del enemigo, y él permaneció allí por fe. Si no hubiera sido por Ezequías, Israel hubiera sido cortada, y también Judá hubiera caído.

Nunca olvide que el diablo es un asesino. Él promete cosas buenas, pero detrás de eso hay muerte. Él promete bendición pero realmente trae sufrimiento. Es un mentiroso, y eso nunca va a cambiar hasta el último día. Pero el diablo habla a cada uno de nosotros. Él habló con Jesús, ¿no hablara también conmigo? ¿Y qué tenemos que responder? Yo digo: “Diablo, eres un mentiroso, ¡rehúso y resisto tus palabras y confió en Dios!”

Leamos el capítulo 36 de Isaías:

“Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí? He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían. Y si me decís: En el SEÑOR nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis? Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo? ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin el SEÑOR? El SEÑOR me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.

Relieve de Senaquerib de Asiria

Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro. Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?

Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria. El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar. Ni os haga Ezequías confiar en el SEÑOR, diciendo: Ciertamente el SEÑOR nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas. Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: el SEÑOR nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano? ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que el SEÑOR libre de mi mano a Jerusalén?

Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis. Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.”

¿Saben algunos como terminó esta historia? Quiero que si la sabe, olvide por un momento como terminó y se concentre en la situación entre el capítulo 36 y 37. Algunas veces la Biblia se torna más real si literalmente te pones en la historia. ¡Esto es real, esto sucedió! Tenemos la evidencia arqueológica exactamente de esta batalla y de estas ciudades que fueron atacadas. Ahora bien, Senaquerib nunca escribe como terminó la historia. Su versión de la historia termina con unas palabras, “Yo puse a Ezequías como un pájaro en una jaula.” Lo escribió en arameo en sus registros.

Imaginemos por un momento, como si estuviéramos allí, en esa situación, sobre los muros de Jerusalén. Las grandes ciudades de Judá han caído, Israel ha caído. Las naciones que están alrededor de Israel han sido destruidas, y miles de personas han muerto. Algunos de ustedes se pueden imaginar las columnas de humo, no solamente de las ciudades que fueron quemadas, sino también de los cuerpos que fueron quemados. Así como los nazis, los arameos también aplastaron y pasaron por encima de la gente, ponían cuerpos sobre cuerpos como montañas y después les prendían fuego. Imagínese el olor allí, visualice ese panorama alrededor de Jerusalén y también todo ese ejército que marchó por todo el mundo. Pareciera como si uno estuviera en una compañía de “boy scouts”, sin fuerzas, sin poder. Y ahora póngase en el lugar de Ezequías. En ese momento eres el Rey, ¿qué deberías hacer?

¿Por qué traigo a colación este pasaje? Porque si miramos a Senaquerib ante la presencia de Dios, él era realmente pequeño. Desde el punto de vista humano, él parecía que tenía una boca muy grande para devorar. Pero miremos ahora desde la perspectiva de Dios. Él era simplemente un ser humano, que solo respiraba. Yo pensé acerca de este capítulo porque en nuestra generación, hay pequeñas voces que aparentan mucha grandeza, ufanándose de la maldad contra el Señor y contra su obra en la tierra. Estos en la Biblia no son los únicos. Ahmadinejad, presidente de Irán, quiere destruir a Israel, quiere borrarlo del mapa. ¿Por qué? ¿Qué significa Israel para este presidente? La realidad es que para él no es nada. Pero para el diablo es todo, porque Israel es específicamente el centro del plan de Dios. Y porque desde Jerusalén, Jesús gobernará sobre todo el mundo. ¡Ahmadinejad no entiende nada de eso! Se supone que el Islam va a controlar el mundo, que el tiempo está cerca en que los judíos sean destruidos, y que los cristianos sean destruidos también, si no se convertirán al Islam.


Tiempos de dificultades en nuestros días

En los años 30, los Nazis dijeron “Hemos venido para destruir a los judíos.” Pero la gente no creyó. Estuve leyendo las palabras escritas por un judío, “Oh, ¡esos Nazis son unos tontos! Ellos no podrán hacer lo que quieren hacer. Hay tanta gente buena en Alemania que no podrán hacer lo que están planeando.” Pero ese judío dijo que los buenos alemanes como él no hicieron nada. Entonces los alemanes malos prevalecieron. Hay muchos musulmanes que aman la paz, pero la maldad habita en el mundo musulmán, deseando la destrucción de Israel y el plan de Dios. Este presidente de Irán no lo entiende, pero el diablo sí. Pero Dios está en el trono, y necesitamos orar por Irán. No oramos en contra de los hombres, pero sí, en contra de los poderes de las tinieblas, de los principados que trabajan allí.

¡Señor, ayúdanos! ¡Que la maldad no prevalezca! ¡Que la maldad no llegue antes del tiempo! Porque así, como en el tiempo de los Nazis, la maldad literalmente desea la destrucción de millones de vidas. No te equivoques—el diablo es un mentiroso desde el principio. Él también está buscando a aquellos que van a hacer su voluntad y los tiene. Pero Dios también tendrá a aquellos que van a hacer su voluntad, que serán capaces de dejar las cosas pequeñas para estar allí al frente en las filas de la batalla como Ezequías. ¡No importa que débil te sientas! ¡No importa el tamaño o inmensidad de esos ejércitos que hay en contra de ti! Nuestro Dios es más grande que aquellas bocas que están dispuestas a maldecir su nombre. Nuestro Dios es mayor que cualquier plan del enemigo. Pero, ¿van a creerlo los santos de Dios? ¿Vamos a estar allí en la batalla y decir “no” al diablo?

Hugo Chavez de Venezuela

Ahmadinejad parece estar un poco lejos tocante a nosotros, pero Chávez está mucho más cercano. Él es un hombre lleno de odio y de oscuridad. Él está cambiando la moneda de Venezuela, aun ha querido cambiar los rostros que aparecen en los billetes de Venezuela. Nos dijeron en septiembre que él quiere dedicar toda la moneda de Venezuela a tres dioses de espiritismo y brujería, y poner sus imágenes sobre los billetes. No se equivoque, esto no es cuestión de política, esto no es simplemente la obra de un hombre. Cuando la Señora Lowe y Eugenio Jiménez realizaron una gran campaña en Venezuela en 1961, el Señor le dio a la Señora Lowe una visión. Allí en un mapa, se observa el croquis de Venezuela. El país tiene la forma de un vampiro, y el Señor dio la visión de un vampiro con sus alas abiertas cubriendo la nación de Venezuela, con oscuridad realmente extrayendo la vida de la gente. El diablo no viene sino para matar, robar y destruir.

Detrás de Chávez hay un poder maligno que desea la muerte de los venezolanos y colombianos. En septiembre estuvimos en una base militar en Sogamoso, y vimos la graduación de unos jóvenes soldados alegrándose de entrar en las filas del ejército. Y para mí, eso hizo más real la amenaza que hay del diablo sobre los jóvenes, queriendo que marchen hacia la muerte. Estuve orando allí en esa base junto con otros hermanos, diciendo, “Señor, el diablo quiere guerra, pero que no permitas que se realice. El diablo propone muerte, pero Señor, destruye las obras del enemigo. Destruye esa voz que dicen grande cosas.” Y no estoy hablando del hombre, me refiero a los demonios que obran detrás de los hombres. Chávez se ha entregado a la oscuridad—él ni siquiera entiende. Él no sabe lo que está haciendo. Por lo tanto podemos orar por él, “Señor, ten misericordia de él, él no sabe lo que está haciendo. Ten misericordia también del presidente de Irán, él no sabe lo que hace. Señor, ten misericordia de Castro, que aun está a punto de morir. Él realmente no entiende. Señor, no la voluntad del enemigo, sino tu voluntad aquí en la tierra.”

Los ejércitos están prestos a marchar con demonios detrás de ellos, y ellos saben quienes son los que amenazan. El diablo sabe que hay dos grupos que están en contra de él. Los judíos sea que conozcan al Señor o no, ellos son la herencia del Señor. Y el otro grupo, somos nosotros, los creyentes que vamos a estar firmes por nuestra generación. Y vamos a realmente ver la batalla que se avecina, que aun se está lidiando en estos tiempos. Chávez es una manifestación de ese vampiro demoniaco sobre Venezuela.


¿En quién estamos confiando?

Ahora miremos un poco hacia atrás. ¿Cuál fue la promesa de Dios para Jerusalén? Que sería la ciudad del gran Rey, que de allí saldría el Mesías, que era desde donde Dios gobernaría todo el mundo. Hay tiempos en el plan de Dios cuando las cosas se tornan estrechas. Y en un punto todo tenía que ver con la fidelidad de un Abraham, de un José, de un Job, e incluso de un Ezequías como rey de Israel. ¿En qué iba a creer él? ¿En las verdaderas amenazas que estaba realizando este general? ¿O iba a creerle a Dios? Miremos la primera cosa acerca de una amenaza, por qué el diablo hace lo mismo con nosotros. ¿En quién estás confiando? ¿En quién estás confiando tu futuro? Realmente le crees a Dios o vas a temer frente a las amenazas del enemigo. El diablo viene para traer temor, y todos nosotros pasamos por tiempo de temor. Y a veces tenemos razón de tenerlo. Pero, ¿qué es mayor, el temor o nuestro Dios? Tenemos que elegir, cuando viene el temor y ejércitos detrás de ellos, con problemas reales, enfermedades detrás, aun la misma muerte. ¿A quien le vamos a creer, al temor? Si lo hacemos, estaremos bajo el reinado del diablo. Esa fue la primera amenaza, porque el espíritu de temor no viene de Dios. Viene del diablo, pero Dios es más poderoso que el temor.

La segunda amenaza, se dio a través de acusaciones de que el rey Ezequías era un mentiroso. “Oh no, no, no tienes que creerle a lo que dice los ancianos de tu iglesia, ni a los hermanos ni hermanas.” Detrás de la actitud de creer que lo sabemos todo, allá está obrando el enemigo. Dios nos ha dado hermanas y hermanos, porque nosotros no podemos verlo todo por nosotros mismos. Él nos ha puesto dentro del cuerpo de Cristo porque necesitamos él uno del otro. El pueblo de Jerusalén necesitaba un rey que hablaba la verdad, que destruyera los altares. Ezequías quitó sus altares, quitó sus dioses. Ezequías quitó los altares porque Dios debía de ser alabado en el templo y no en los lugares altos. Dios estaba obrando en Jerusalén. Dios estaba colocando fundamentos de avivamiento en Jerusalén, y el diablo no quería que eso se llevara a cabo. Él quería frenar esa obra, por lo tanto hablaba con mentiras, diciendo que Dios había venido para destruirlos. Senaquerib destruía a las naciones que no confiaban en el Señor, pero él no podía destruir a aquellos que confiaban en el Señor.

Hermanos en Cristo, están llegando tiempos de guerra. Dios va a sacudir la tierra y muchos van a caer. Pero aquellos que confían en el Señor no serán conmovidos. Si yo pongo mi esperanza en alguna otra cosa, eso va a ser sacudido. Y lo digo especialmente a los jóvenes aquí, porque ustedes quieren una vida normal. Pero la Señora Lowe nos dijo cuando éramos jóvenes, no es una generación para vivir una vida normal. ¡Es una generación que debe buscar al Señor! Este es el tiempo para buscar el Reino de los cielos. Y luego nos dijo, “Nunca van a perder, si sirven al Dios verdadero.” Dios me ha dado una preciosa esposa colombiana y cuatro hijos hermosos, pero Él me los dio a mí por su causa. No son míos, son de Él. ¡Todo pertenece a Él! Dale todo al Señor, y Él te bendecirá. Él te va a bendecir con cosas que no te pertenecen, sino con aquellas que le pertenecen a Él. Porque todo lo que pertenece solo para nosotros va a pasar.

Israelitas empalados en Lachish

La siguiente mentira de este general fue, “No confíen en Dios, confíen en el rey Senaquerib. Hagan paz y vivirán en paz. Yo los dejaré tranquilos en sus casas. Ustedes pueden tener sus viñas.” Y un judío con sentido del humor hubiera podido decir, “¿Ah, y que de todas esas ciudades que ustedes quemaron?” ¡El diablo es un mentiroso! Él dice, “¡Sírveme!” Eso fue lo que le dijo a Jesús, y le prometió todos los reinos de la tierra. Pero también hay una palabra en el versículo 17, “hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra.” Esa es una mentira del diablo, “hasta que yo venga y te tome…” Ten cuidado, porque todo lo que dice allí y lo que está susurrando el diablo es una mentira. Toda promesa del diablo es una mentira. Trae paz por un poco de tiempo, pero termina en muerte. Y eso era lo que quería el enemigo, “¡Vamos a destruir a Jerusalén! Vamos a terminar con estas personas, para que Dios no tenga su lugar en el mundo.”

Dios tiene planes para Colombia, y para las naciones de Latino América. El avivamiento ha comenzado, pero yo creo que hay una obra aun más grande que Dios quiere hacer. Y es con tal poder y unción que Colombia no podrá soportarla. El Señor dijo a los judíos, “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10) Dios está diciendo a Colombia, “No tengan temor de Chávez, no tengan temor de esos ejércitos. No tengan temor del diablo, ni de los ídolos, ni de la brujería, sino tengan temor de mi, y demen lo que me pertenece. Y vean si no derramaré bendición que Colombia no pueda soportar. Que se va a salir aun a Venezuela, a Perú, a Bolivia, a Ecuador, Argentina, Chile y a todas las naciones de Centro y Sur América.

¡Dios no está terminado con Jerusalén! Senaquerib, sí, quería acabarla. También, Dios no está terminado con Colombia, y por eso Colombia está rodeada de gente que la odia. Se ha titulado a Colombia como la Israel de Latino América, pero no se equivoque a menos que no permitamos que entre orgullo en nosotros. Israel, no era nada especial. Era la más pequeña de las naciones, pero Dios derramó su amor sobre ella, por amor de su Nombre. Muchos norteamericanos, menosprecian a Colombia, y de cierta forma, Colombia es una de las naciones menos apetecidas. Pero Dios ha derramado su amor sobre Colombia. Él toma lo menospreciado, lo último, para hacerlo primero y esto, no para enorgullecernos de lo que hemos hecho, sino para gloriarnos de lo que Dios ha hecho. Donde el diablo quiere muerte y destrucción, Dios da vida y salvación.


La segunda parte de la historia de Senaquerib

Veamos el siguiente capítulo, muy pocos parecen conocer el final de la historia. Es importante conocer esta historia, porque es una de las más poderosas de la historia. Veamos el capítulo 37 de Isaías:

“Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa del Señor. Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz. Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá el Señor tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó el Señor tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.

Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías. Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho el Señor: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.

Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis. Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo: Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?

El sello de Ezequías descubierto
en el pueblo biblico de Netofa

Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa del Señor, y las extendió delante del Señor. Entonces Ezequías oró al Señor, diciendo: el Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Señor, tu oído, y oye; abre, oh Señor, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Ciertamente, oh Señor, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas, y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. Ahora pues, el Señor Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres el Señor.

Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho el Señor Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, estas son las palabras que el Señor habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.

¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel. Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos. Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.

¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.

He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto. Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.

Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el Señor. Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.

Y salió el ángel del Señor y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive. Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.”

Desde el momento que estuve en el avión [viajando a Colombia el 31 de diciembre], el Señor puso este tema en mi corazón. Y creo que nos es necesario entenderlo, porque estos pasajes hablan a nuestra generación, así como fue en aquel entonces la batalla, también la vivimos hoy. El diablo quiere que creamos que es una batalla entre hombres, pero realmente no lo es. No es una batalla entre Irán e Israel, tampoco es una batalla entre Venezuela y Colombia, porque Dios quiere salvar a los iraníes, a los israelitas, a los venezolanos y a los colombianos. ¡Es una batalla en el reino espiritual! El punto no es entre quien es la batalla, pero si, ¿quién está listo para la batalla espiritual? ¿Quién está listo para servir al Señor en el tiempo de batalla?

Ezequías fue un hombre justo, pero jóvenes, realmente ¿Cuándo fue que Ezequías se convirtió en justo? ¿Cuándo comenzó a tener temor en Dios? ¿Cuándo comenzó a tener fe en Dios? Yo creo que, cuando Ezequías fue nombrado Rey era tan solo un joven, él empezó a tener temor de Dios desde su juventud. Él empezó a escoger y a hacer lo correcto desde que era joven. Él aprendió a tener temor de Dios y no del mundo, ni tampoco de sus amigos. Y por eso, él no tuvo temor de Senaquerib cuando fue hombre. El joven será el hombre mañana, la niña será la mujer en el futuro.

Jóvenes, las elecciones de hoy, lo que permiten que salga de sus bocas, lo que permiten que entre a sus mentes, lo que ponen frente a sus ojos y no huyen, son decisiones importantes para su futuro. Dios quiere que tomen decisiones sabias ahora que son jóvenes—huir de la maldad y correr tras lo bueno, poner su esperanza en Dios y no en el mundo, entregar su corazón a Dios y no a las cosas del mundo. Si no le entregas tu corazón al Señor, tu vida se va a desperdiciar y va a hacer olvidada para siempre, pero nadie que le ha entregado su vida a Dios, será olvidado.

Uno de los grandes poemas en la historia de Inglaterra es un poema famoso sobre Ezequías y Senaquerib [por Lord Byron]. No lo tengo ahora para mostrarlo, pero es un poema poderoso. ¿Por qué creen que hablamos de Ezequías hoy en día? No fue un gran hombre en si mismo, pero allí estaba frente a la amenaza. Veamos en el versículo uno, ¿Qué fue lo que hizo? ¿Mando a llamar a sus ejércitos? ¿Entró a atacar al ejército asirio? ¿O les devolvió la amenaza? ¿Reprendió al rey de asiria, en sus propias fuerzas? No, él hizo algo que mostro debilidad: él rasgo sus vestidos, él quito su vestidura real, él se cubrió de cilicio y entró a las casa del Señor. Otra persona hubiera podido tacharlo de cobarde, diciéndole, “Allá está la batalla, ¿Por qué estás en la casa de Dios?” ¿Por qué Ezequías estaba en casa de Dios, mientras la batalla estaba en el campo? Porque desde su niñez aprendió, así como David, que la batalla no es en el campo, sino que es en la casa de Dios. Si nosotros no prevalecemos en oración, entonces no prevaleceremos allí en la batalla. Pero si verdaderamente prevalecemos en la casa de Dios, en oración, entonces ningún ejército prevalecerá contra Israel o contra Colombia, o contra el plan de Dios para Latino América.


La batalla de hoy, una batalla espiritual

Mis hermanos y hermanas, la batalla es aquí primero en la casa de Dios. No es contra los submarinos de Chávez, ni contra sus aviones rusos, ni contra sus tanques de guerra. Dios está en el trono, y las amenazas son contra Dios mismo. Algunos hombres están diciendo, “Vamos a reinar en el mundo y ustedes judíos y ustedes cristianos, no podrán estar de pie. Nosotros vamos a aplastarlos y también a su Dios.” Miremos lo que dice el versículo tres, prueba que Ezequías era un hombre de visión. Él dijo, “Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día,” pero él no dijo “es mi día.” El rey Saúl se preocupó de si mismo, de su nombre, de su honor, pero David se preocupaba por el honor de Dios. Ezequías no estaba temeroso por si mismo sino por los hijos de Israel, y él sabía que Dios tenía planes. Dice en el verso tres, “porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas”. ¿Qué era lo que Ezequías estaba creyendo para su generación? ¡Él creyó para un avivamiento! Desde pequeño estaba orando por avivamiento. Él destruyó los sitios altos, destruyó las obras de las tinieblas por una sola razón: “Señor, ¡que veamos tu poder en nuestra tierra! Los hijos están a punto de nacer.” Dios está a punto de hacer una gran obra, pero no tenemos fuerza para que ellos nazcan, porque el diablo ha venido a destruir. Pero luego él dice, “Quizá oirá el Señor tu Dios las palabras del Rabsaces”, porque la blasfemia no fue contra Ezequías, sino contra Dios mismo.

Chavez con Ahmadinejad de Iran

Ahmadinejad y otros están blasfemando contra el Dios de Israel, están diciendo que el Islam reinará sobre el mundo. ¡Esto no sucederá! Hoy es el día en que Dios está moviendo por las naciones musulmanas. Es tiempo para que ellas escapen de las tinieblas y vengan a la luz. Algunos niños musulmanes están naciendo a través de Jesucristo y están siendo perseguidos. Las iglesias están siendo quemadas, bombardeadas. Otros están siendo presos, otros muriendo, pero Dios está haciendo una obra en ese remanente que queda, aun del mundo musulmán. Y Dios desea un remanente, también de las tierras donde una forma de la religión cristiana reina, pero no el conocimiento del Señor. Los niños están naciendo, están escapando de los ídolos, de la brujería, de la opresión espiritual, escapando de la oscuridad. Pero nosotros no tenemos las fuerzas, no podemos producir el avivamiento por nuestra propia cuenta. No podemos destruir las obras de las tinieblas, pero podemos venir a la casa de Dios.

Y este es nuestro privilegio, porque como dice el salmo, “Este es el privilegio de los hijos de Dios, de ejecutar el juicio escrito”. También juicio fue escrito en contra de Senaquerib, porque él paso los limites junto con el diablo. Hay muchas pequeñas bocas que se levantan en contra de Dios. Mis hermanos, ya se decretó el juicio, pero entonces vamos a ir a la casa de Dios y vamos a clamar a Él. Vamos a derribar los sitios altos. ¿Cómo debemos orar por Colombia? “Señor, derriba los ídolos, los lugares altos, destruye toda la brujería, la hechicería, ¡limpia nuestra tierra!” Dios quiere enviar avivamiento, pero Colombia necesita los Ezequías, que van a aun a limpiar sus propias vidas, y comenzaran la obra de limpiar la tierra. No puedes limpiar a Colombia a menos que Dios te limpie. No podrás ser un soldado de Jesús a menos que la espada de Cristo allá aun quebrantado tu propio corazón.

Jóvenes, inviten al Señor para que entre en cada cuarto de sus casas por su Espíritu Santo, en cada lugar secreto de sus corazones, para que lo limpie. Recuerda que estás llamado a ocupar un trono como Ezequías, estamos llamados para reinar sobre la tierra. Pero que el Señor nos limpie, aunque somos pocos y pequeños ante nuestros ojos. Cuando lleguemos al lugar de la batalla, no abra nada en nosotros que el diablo pueda allí tomar. No había nada en la vida de Ezequías, no había terreno en él que el diablo tuviera lugar, para que entonces Dios se glorificara con poder. ¡No hubo necesidad que una solo espada israelita fuera desenvainada! ¡Todo un ejército asirio apareció muerto en sus carpas! ¿Cuando en la historia ha ocurrido algo similar? Ni antes, ni después.

“Señor, por favor marcha por Colombia y por las naciones de América, destruyendo los dioses falsos que han reinado sobre las tierras por miles de años, y han mantenido en cautividad a los pueblos. Señor, destruye a aquel que no ha querido dejar a los cautivos libres, y en nuestra generación abre las puertas de las cárceles, cárceles de hechicería y brujería, del pecado, de la falsa religión, de la idolatría. Abre las cárceles del temor, que aquellos que habitan en oscuridad entren a la luz.

Señor, que brille tu luz en Colombia de tal manera que todas las naciones de Latino América vengan y pregunten, “¿Qué es lo que Dios está haciendo aquí?” Has una obra en nuestra generación más grande de lo que podamos imaginar. Señor, trae los hijos que tu quieres desde el principio de los tiempos: hijos colombianos, hijos venezolanos, chilenos, brasileros, argentinos, de Nicaragua, de Panamá, de Guatemala, de Honduras, de México, que ya no serán víctimas de la oscuridad—¡sino más bien una generación que camina en tu luz!

Has una nueva obra y levanta un ejército, una iglesia que es terrible como un ejército poderoso con banderas, rescatados de la oscuridad y traídos a la luz. En el nombre de Jesús, ¡Amén!”

¡Pero Dios, nuestro Dios, es el mismo Dios de Ezequías! Él no desea destruir vidas así. Pero si quiere destruir los demonios que han dominado sobre las tierras de latino América, que han mantenido a los pueblos en esclavitud mediante el temor. ¿Por qué ofrecen los colombianos sacrificios a los ídolos? Ellos piensan que están adorando a Dios, pero están adorando realmente a un dios de temor. ¿Cuántos en Colombia no conocen a Dios? ¿A ese Dios de amor, a nuestro Dios de perdón? No conocen al Dios de misericordia, solo saben y conocen a un dios de muerte, de temor, de opresión, de oscuridad. Ellos piensan que ese es Dios. Esa es razón suficiente para que Dios quiera destruir a los dioses falsos. Senaquerib marchó por las tierras, y destruyó a los dioses que no eran dioses. ¡Pero él mismo fue destruido cuando trató de oponerse al Dios Vivo!

Levantemos nuestra oración:



 

 


Creo que este es un tiempo de oración, para que primeramente le entregues todo tu corazón a Dios, así como el Rey Ezequías lo hizo. Es hora de entregarnos ciento por ciento a Dios, porque Él también quiere dar a los países de Latino América el 100%. Él quiere vidas que son ofrendas para siempre, que son una fragancia, vidas que sean fragancia de Jesús a las naciones.

Christopher N. White ©2010. (Mensaje dado a Iglesia Monte Sion en Chía, Colombia, en la reunión de 3 de enero, 2010.)

Transcripción ©2010 por Eliana Cárdenas Rojas.

Toda referencia bíblica se toma de la Reina Valera Revisada 1960, ©1960 por las Sociedades Bíblicas Unidas en América Latina.