Article Index

La segunda parte de la historia de Senaquerib

Veamos el siguiente capítulo, muy pocos parecen conocer el final de la historia. Es importante conocer esta historia, porque es una de las más poderosas de la historia. Veamos el capítulo 37 de Isaías:

“Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa del Señor. Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz. Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá el Señor tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó el Señor tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.

Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías. Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho el Señor: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.

Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis. Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo: Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?

El sello de Ezequías descubierto
en el pueblo biblico de Netofa

Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa del Señor, y las extendió delante del Señor. Entonces Ezequías oró al Señor, diciendo: el Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Señor, tu oído, y oye; abre, oh Señor, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Ciertamente, oh Señor, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas, y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. Ahora pues, el Señor Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres el Señor.

Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho el Señor Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, estas son las palabras que el Señor habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.

¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel. Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos. Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.

¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.

He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto. Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.

Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el Señor. Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.

Y salió el ángel del Señor y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive. Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.”

Desde el momento que estuve en el avión [viajando a Colombia el 31 de diciembre], el Señor puso este tema en mi corazón. Y creo que nos es necesario entenderlo, porque estos pasajes hablan a nuestra generación, así como fue en aquel entonces la batalla, también la vivimos hoy. El diablo quiere que creamos que es una batalla entre hombres, pero realmente no lo es. No es una batalla entre Irán e Israel, tampoco es una batalla entre Venezuela y Colombia, porque Dios quiere salvar a los iraníes, a los israelitas, a los venezolanos y a los colombianos. ¡Es una batalla en el reino espiritual! El punto no es entre quien es la batalla, pero si, ¿quién está listo para la batalla espiritual? ¿Quién está listo para servir al Señor en el tiempo de batalla?

Ezequías fue un hombre justo, pero jóvenes, realmente ¿Cuándo fue que Ezequías se convirtió en justo? ¿Cuándo comenzó a tener temor en Dios? ¿Cuándo comenzó a tener fe en Dios? Yo creo que, cuando Ezequías fue nombrado Rey era tan solo un joven, él empezó a tener temor de Dios desde su juventud. Él empezó a escoger y a hacer lo correcto desde que era joven. Él aprendió a tener temor de Dios y no del mundo, ni tampoco de sus amigos. Y por eso, él no tuvo temor de Senaquerib cuando fue hombre. El joven será el hombre mañana, la niña será la mujer en el futuro.

Jóvenes, las elecciones de hoy, lo que permiten que salga de sus bocas, lo que permiten que entre a sus mentes, lo que ponen frente a sus ojos y no huyen, son decisiones importantes para su futuro. Dios quiere que tomen decisiones sabias ahora que son jóvenes—huir de la maldad y correr tras lo bueno, poner su esperanza en Dios y no en el mundo, entregar su corazón a Dios y no a las cosas del mundo. Si no le entregas tu corazón al Señor, tu vida se va a desperdiciar y va a hacer olvidada para siempre, pero nadie que le ha entregado su vida a Dios, será olvidado.

Uno de los grandes poemas en la historia de Inglaterra es un poema famoso sobre Ezequías y Senaquerib [por Lord Byron]. No lo tengo ahora para mostrarlo, pero es un poema poderoso. ¿Por qué creen que hablamos de Ezequías hoy en día? No fue un gran hombre en si mismo, pero allí estaba frente a la amenaza. Veamos en el versículo uno, ¿Qué fue lo que hizo? ¿Mando a llamar a sus ejércitos? ¿Entró a atacar al ejército asirio? ¿O les devolvió la amenaza? ¿Reprendió al rey de asiria, en sus propias fuerzas? No, él hizo algo que mostro debilidad: él rasgo sus vestidos, él quito su vestidura real, él se cubrió de cilicio y entró a las casa del Señor. Otra persona hubiera podido tacharlo de cobarde, diciéndole, “Allá está la batalla, ¿Por qué estás en la casa de Dios?” ¿Por qué Ezequías estaba en casa de Dios, mientras la batalla estaba en el campo? Porque desde su niñez aprendió, así como David, que la batalla no es en el campo, sino que es en la casa de Dios. Si nosotros no prevalecemos en oración, entonces no prevaleceremos allí en la batalla. Pero si verdaderamente prevalecemos en la casa de Dios, en oración, entonces ningún ejército prevalecerá contra Israel o contra Colombia, o contra el plan de Dios para Latino América.